En el vientre de la casa cerrada, 2020
Donde se unen el sol y la luna
Durante el proceso de ejecución de esta obra leía Alquimia de Marie Louise Von Franz. Empezó siendo un encargo que me era ajeno y poco a poco fue adquiriendo sentido a través de sus palabras: vasijas alquímicas, donde se produce la coniunctio, donde se unen el sol y la luna, donde la luz y la oscuridad se encuentran.
Siete botellas, como los siete pétalos de la flor alquímica, o los siete planetas.
A partir de la primera las demás se van transformando cada una a su modo.
El esmalte oscuro, denso brota de diferente modo en cada una de ellas simbolizando los contenidos que emergen del inconsciente a medida que nos adentramos en el proceso de individuación y que al ir integrándolos con nuestra personalidad consciente son el motor de transformación y diferenciación de los patrones colectivos. En esa diferenciación se van convirtiendo en algo más genuino, a la vez que el conjunto va adquiriendo más sentido porque la expresión de esa diferencia, paradójicamente, nos lleva a estar más integrados.
Esta obra se compone de 7 botellas de cerámica realizadas en pasta refractaria con esmalte de cobre que se ha aplicado sólo parcialmente dejando a la vista la superficie pétrea y desnuda de las piezas. Cocción en horno eléctrico a 1240ºC.
Patricia Infante, 2020
Fotografía: @fatimamarbephoto
Diosas, 2019
Según una vieja tradición mediterránea, recogida por Proclo y Plutarco, en el Adytum de un templo de Sais en Egipto existía una enorme estatua de la diosa Isis con un tupido velo negro cubriendo su rostro, acompañada de la enigmática frase:
“Yo soy todo lo que ha sido, es y será, y ningún mortal ha levantado mi velo”
La diosa y el cuenco. Reencuentro con lo femenino. (Presentación de la Exposición en la Casa de la Cultura de Villanueva del Ariscal. Noviembre 2019)
Tanto la diosa como el cuenco son símbolo de lo femenino sagrado. La diosa, gran Madre primigenia, tanto tiempo desterrada. Aquella a la que necesitamos volver y a la que nunca conoceremos del todo. Representa lo femenino, sus cualidades arquetípicas presentes en todos nosotros. El cuenco como el útero, el Grial que contiene, abraza, nutre, da calor y vida. Tanto estatuillas representaciones de la diosa como cuencos, fueron las primeras piezas creadas por el Hombre para cubrir sus necesidades más básicas, su necesidad de alimento y su necesidad de espiritualidad.
Serie de esculturas de la figura femenina desnudas y sin rostro. Están modeladas en pasta refractaria o gres y cocidas a 1240ºC en oxidación en horno eléctrico. Algunas de ellas llevan una media luna bañada en oro y ensamblada en frío.
Desnudos, 2017
Serie de piezas realizadas en porcelana, esmaltadas en su interior y cocidas a 1250ºC.
Las piezas se presentan sin esmalte exterior, una desnudez espiritual que indica simplicidad, honestidad y fortaleza. Nitidez que permite contemplar el alma en su pureza.
Me muestro tal cual, sin adornos ni máscaras.
Me expongo ante los demás sin miedo al rechazo.
No dudo, pues reconozco lo que soy.
Piezas decorativas con distinta forma y esmaltes, elaboradas en gres de manera artesanal.